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Una dieta saludable es una de las claves para tener buena calidad de vida. Junto al buen descanso, el ejercicio físico y una vida social activa, forma parte de los hábitos que aumentan la esperanza de vida.
Las personas que necesiten ayuda para conseguir cambiar malos hábitos alimenticios o para adelgazar, deben buscar la ayuda de un buen dietista. Es muy difícil cambiar las costumbres de la comida, requiere mucha paciencia y el apoyo de buenos profesionales. Pero la meta es una vida más saludable y un mayor bienestar, por eso merece la pena cambiar a una dieta saludable.
¿Dieta saludable o superalimentos?
A menudo se publican artículos en los medios sobre los “alimentos más sanos” del mundo. Por ejemplo. recientemente ha estado de moda hablar del berro, tras un estudio universitario. En otras ocasiones se ha mencionado la almendra, en otros las espinacas o las legumbres, por decir algunos. Todos ellos, sin duda, muy sanos.
Pero en realidad no tiene sentido hablar de “superalimentos” o de alimentos exclusivos para estar sanos. Nuestro organismo está adaptado desde nuestros ancestros a comer de forma variada. Con una base de frutas, verduras, cereales integrales, algo de lácteos pero también de proteínas animales, e incluso de las denostadas grasas. En definitiva, se trata más bien de tener una dieta equilibrada que se sustente en frutas, verduras y en otros muchos productos frescos.
Lo que sí podemos afirmar categóricamente es que la generalización del consumo de alimentos envasados es muy negativa. La mayoría forman parte de lo que se conoce como alimentos ultraprocesados, es decir aquellos a los que se añaden sal, azúcar, grasas saturadas o grasas trans, conservantes y otros aditivos. Son los responsables del empeoramiento de la dieta actual y de la epidemia de obesidad y sobrepeso que caracteriza a las sociedades occidentales.
¿Cómo los alimentos influyen en la esperanza de vida?
Una dieta saludable a lo largo del tiempo influye junto a otros factores en conseguir una mayor longevidad.
Es verdad que la herencia genética tienen una influencia importante para mantenerse sano cuando nos hacemos mayores. Pero también el mantener una vida activa tanto a nivel social como con ejercicio físico adaptado a cada edad. También es muy importante dormir suficientes horas y con calidad.
Y por supuesto, mantener una alimentación rica y equilibrada. Veamos con qué tipo de alimentos:
- Alimentos ricos en antioxidantes. Se incluye frutas y verduras frescas, frutos secos, granos enteros y pescados grasos. Los antioxidantes son compuestos que ayudan a proteger las células de los daños causados por los radicales libres, que son moléculas inestables que pueden dañar las células y el ADN. Ayudan por tanto a mantenerse más joven en el tiempo.
- Tomar carbohidratos de absorción lenta y fibra. Alrededor del 60% de las calorías diarias deben proceder de estos alimentos. Estos nutrientes se absorben lentamente en el intestino dando sensación de saciedad y facilitando el tránsito intestinal. Algunas sirven como prebióticos, es decir alimentos de la flora intestinal, que cada vez más, está reconocida como un elemento muy importante para mantener un buen sistema inmune. Los cereales y arroces integrales, las legumbres y la mayoría de verduras los aportan .
- Consumir grasas saludables. Las grasas en general cumplen múltiples funciones en los tejidos, por eso el 30% de las calorías que consumimos deben aportar ácidos grasos. Cumplen funciones básicas, por ejemplo, en el sistema nervioso y el cerebro. Las llamadas grasas saludables, como las que se encuentran en el aceite de oliva, los frutos secos y los pescados grasos, son además especialmente interesantes para reducir la inflamación de los tejidos y mejorar la salud del corazón. Además, las grasas saludables también son esenciales para la salud de la piel.
- Un aporte de alrededor del 10% al 15% de proteínas de buena calidad. Las del pescado, carne blanca y lácteos. Los vegetarianos deben sustituirlas por huevo, legumbres u otras fuentes vegetales.
- Un aporte rico en vitaminas y minerales, nuevamente a través de alimentos frescos. Son nutrientes que ayudan al metabolismo y a múltiples funciones del organismo.
- Mantenerse bien hidratado. Para eso hay que saber que la mayor parte del contenido de frutas y verduras es agua. En los meses más calurosos se debe completar bebiendo líquido habitualmente para compensar el agua que perdemos por el sudor.
- Sobre todo, evitar el consumo excesivo de dulces y de alimentos procesados. Son los principales causantes de enfermedades que acortan la vida, como la hipertensión, el aumento de azúcar en la sangre, el colesterol o la inflamación de tejidos. Males de nuestros días que dañan la salud celular y de diferentes órganos y tejidos del cuerpo.
Cuando se tienen dudas sobre cómo cumplir con este tipo de consejos o se busca un acompañamiento técnico para una dieta, no hay que dudar en acudir a un buen nutricionista que nos oriente.
