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Sin lugar a duda el atardecer es uno de los momentos mágicos del día. Todos tenemos recuerdos de atardeceres en la naturaleza durante nuestras vacaciones. Momentos que solemos recordar en nuestro día a día y siempre transmiten paz. También durante la rutina, el atardecer es un momento de transición, cerrando días de productividad y llevándonos al merecido descanso.
El contacto con el mundo natural que nos rodea conlleva beneficios para nuestra salud física y mental. De esta manera, en este artículo nos centraremos en la importancia de la exposición a fuentes de luz natural de una manera responsable y consciente. Una práctica muy recurrente en las semanas de verano de las que aún podemos disfrutar.
Salud física y mental: beneficios de la luz solar
La luz solar suele parecer algo negativo para la salud, sobre todo en épocas de verano. Es importante protegerse de exposiciones prolongadas y sin protección durante las horas en las que es más intensa, ya que podría traer problemas en la piel. Sin embargo, y siempre que se lleve desde la responsabilidad, como sucede al atardecer, tomar el sol tiene numerosos beneficios para nuestra salud. Algunos de los más desatacados son:
- Aumento de la secreción de vitamina D. La producción de esta vitamina se relaciona con la exposición solar. Alguna de las consecuencias de su déficit en los más pequeños son deformaciones esqueléticas o debilidad muscular. ¡Con solo 5 minutos diarios puedes prevenirlo!
- Mejora de los ritmos circadianos y la calidad del sueño. La melatonina es una hormona regulada por la luz solar. La segregamos en periodos de oscuridad y se relaciona con la prolongación del tiempo de sueño, la sensación de descanso y el fortalecimiento del sistema inmune. Tomar el sol aumentará la producción de esta hormona durante la noche, haciéndonos sentir más despiertos durante el día.
- Protege del trastorno afectivo estacional (SAD). No es un mito: el sol regula nuestros estados emocionales. Tanto es así que ya está comprobada la prevalencia de síntomas depresivos relaciones con el SAD en periodos de menos horas de luz natural. Éstos se van reduciendo a la llegada del buen tiempo.
- Equilibra los niveles de colesterol. La radiación ultravioleta es necesaria para la metabolización del colesterol, por lo que hay menos niveles durante el verano.
Exposición a luz artificial frente el atardecer natural
Ordenadores, televisión, móviles, tablets…. La tecnología ha avanzado tan rápido que ya hemos olvidado como era nuestra vida antes. De igual manera, resultaría surrealista renunciar a la luz eléctrica que ilumina nuestros hogares y volver a usar velas. La luz artificial nos resulta vital por distintos motivos, pero, ¿comenzaremos a sufrir consecuencias negativas por la exposición desmedida a la misma?
El Centro Médico de la Universidad de Leiden llevó a cabo un experimento en el que expusieron durante 24 semanas a luz artificial a ratones. Se demostró la importancia de los ciclos naturales de luz-oscuridad sobre su salud, evidenciándose consecuencias como principio de osteoporosis (deterioro de huesos), pérdida de masa muscular o desajustes del reloj circadiano de los roedores. Afortunadamente, estos efectos se revirtieron a las 2 semanas de exposición a luz natural.
En humanos, se ha comprobado que la exposición a luz artificial antes de dormir disminuye la producción de melatonina. Como consecuencia, la calidad de sueño y el rendimiento durante el día disminuyen. La disminución de melatonina también se ha relacionado a otros efectos nocivos. Así, la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer concluyó en 2007 que los trabajos nocturnos están asociados al incremento del riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes, obesidad o cánceres relacionados con la producción de hormonas.
Para reducir este efecto se aconseja el uso de luces con tonos cálidos o anaranjados durante estos horarios. Usar filtros en tu teléfono de esta gama de colores puede ser una solución a este efecto. No obstante, deberíamos tender a reducir el uso de dispositivos electrónicos justo antes de dormir.
Desmintiendo mitos: ¿es el “Sun Gazing” una práctica saludable?
La contemplación directa al sol es una técnica que se ha popularizado en los últimos tiempos, adoptando el nombre de Sun Gazing (en inglés, “contemplar fijamente al sol”). Aunque nació hace más de dos mil años en la India, actualmente tiene numerosos seguidores en todo el mundo que proclaman sus beneficios para la salud física, mental y emocional.
El Sun Gazing consiste en una rutina en la que observar de forma directa al sol. Sus seguidores defienden beneficios relacionados con la calidad del sueño, la paz mental y la conexión con nosotros mismos y la naturaleza. Además, algunos confirman la posibilidad de sobrevivir sin alimento gracias a la energía solar obtenida con esta práctica.
A pesar de ello, el “Sun Gazing” ha despertado mucha controversia. Numerosos científicos lo desaconsejan rotundamente. Esta práctica puede afectar severamente la retina, llegando a producir daños permanentes relacionados con pérdidas de visión en distintos grados. En añadido, las afirmaciones de supervivencia sin necesidad de alimentación no han sido verificadas por el método científico.
Atardecer y estado de Flow
La sensación de tranquilidad y pérdida de la noción del tiempo que todos hemos experimentado en momentos como el atardecer ya ha sido estudiada desde la Psicología. Mihály Csíkszentmihályi, psicólogo destacado por sus aportaciones a la Psicología Positiva, denominó a esta sensación “estado de flow”. El “flow” es un estado emocional positivo en el que somos capaces de concentrarnos por completo en una tarea, focalizándonos en el placer y disfrute de la misma. Este estado emocional se relaciona con la felicidad y el bienestar personal.
Aunque exista el mito de que el “flow” solo puede ser alcanzado con actividades placenteras, en realidad nos referimos a una capacidad de concentración que podemos fomentar en nosotros mismos. Los principales beneficios de este estado son:
- Aumento del autoestima y motivación.
- Disminución de estados de ansiedad.
- Mejora de la satisfacción personal.
El parón de nuestras actividades durante el verano pueden ser el momento ideal para cuidar nuestra salud mental. Por ello, animamos a centrarnos en la serenidad de los atardeceres que nos regalen las vacaciones de este año.