Desarraigo, un drama personal

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Desarraigo e inmigración - rawpixel

Según la RAE desarraigo tiene cuatro acepciones. La que nos interesa es “separar a alguien del lugar o medio donde se ha criado, o cortar los vínculos afectivos que tiene con ellos.”

Mi hija trabaja como psicóloga en una ONG de acogida a familias de refugiados. Por su institución han pasado familias de Venezuela, Afganistán, Ucrania, etc.  Sus conversaciones sobre las dificultades de esas familias que llegan desorientadas y marcadas por situaciones trágicas, siempre me conmueven. Es un caso especialmente duro de desarraigo. Pero sin llegar tan lejos, las personas que deben de emigrar por motivos económicos o de otro tipo, también sufren algunas de sus consecuencias.

Vamos a reflexionar, por tanto, desde el punto de vista de la psicología, pero también desde una perspectiva humana sobre las emociones y comportamientos, que esta situación conlleva. En los casos más extremos lleva a problemas de salud mental y física, incluso puede conducir a una depresión. También a comportamientos asociales. Afortunadamente, la mayoría de las veces la integración social es un proceso que se puede completar tras un camino más o menos difícil.

¿Qué es el desarraigo?

Literalmente significa arrancar las raíces de una planta. Desde la concepción humana se refiere a la pérdida de los referentes personales, familiares o sociales, que sufren las personas que se alejan de sus orígenes.

Las personas somos seres absolutamente sociales. La cultura, los grupos de referencia, nuestras familias y amigos, forman capas de nuestra vida importantísimas. A veces no somos conscientes de hasta qué punto son básicas, hasta que vivimos una experiencia de alejamiento.

En estos casos hay varios procesos psicológicos dolorosos que pueden aparecer. Por un lado, un proceso cognitivo, o pensamiento de pérdida de identidad personal. También la aparición de una emoción de tristeza por el alejamiento de seres y lugares queridos. Por otro, un aislamiento social, al no existir una identificación con el nuevo entorno social, o al sentirse rechazado por su cultura diferente.

¿Quiénes sufren mayor desarraigo?

La flexibilidad en el desarrollo cognitivo de los pequeños, con una mayor plasticidad cerebral, hace que se adapten e integren mejor en nuevos entornos. A menudo, los hijos de refugiados aprenden el idioma y la cultura local después de uno o dos años de escolarización.

En el lado contrario, las personas mayores tienen patrones psicológicos y culturales mucho más marcados. La adaptación es siempre más difícil y el riesgo de aislarse y caer en un estado de tristeza y depresión, mayor.

Entre los adultos, hay rasgos de personalidad que hacen que algunas personas desarrollen este sentimiento en mayor o menor medida. También depende de la cultura a la que se llega. Su grado de similitud con la de origen y el grado de apertura social hacia las personas que llegan.

¿Cómo integrar las personas de fuera?                      

La aculturación es el proceso por el cual una persona, o un grupo, al contacto con otra sociedad, integra y adapta nuevos patrones culturales. Bien de manera completa, bien parcialmente. El psicólogo John W. Berry ha estudiado estos procesos, otorgando mucha importancia al comportamiento de la cultura receptora. Así define cuatro estrategias de aculturación: la separación, integración, asimilación y marginalización.

Las personas autóctonas tienen una responsabilidad especial, para acoger e integrar a las personas que proceden de otros países. Especialmente si llegan en situaciones precarias. Uno de los conceptos opuestos al desarraigo es pues la integración social.

Llevado a nuestra vida, quiere decir que tenemos una gran oportunidad para ayudar a la adaptación de las personas de fuera. Cuando tenemos la oportunidad de conocer personas de fuera, ya sea en el entorno del trabajo, vecinos, en actividades de ocio, etc. hay dos claves para ayudar a su integración. La primera es interesarnos por ellos, por sus familias, por sus lugares de origen. La segunda es hacerles partícipes de nuestras actividades, invitarles a nuestras salidas con amigos, a nuestras excursiones y por supuesto, a nuestros hogares.

La otra cara de esta moneda es la enorme riqueza cultural y personal que podemos descubrir en esas personas de otros lugares. Como mínimo aprenderemos, relativizaremos nuestros prejuicios y mejoraremos como personas. ¡Hay quienes han descubierto nuevos amigos o incluso quienes han fundado familias de culturas mixtas!

Luis del Real

Hola, soy Luis del Real, y he creado Saludteca junto a un grupo de expertos del mundo de la Salud y la Alimentación. Durante 30 años he trabajado en la industria agroalimentaria y soy un experto en tendencias de consumidor

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