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La vejez se asocia con diversos factores, entre ellos de manera errónea, con la idea de la inactividad física, es decir, como si el paso de los años implicara inevitablemente un declive en la salud y la vitalidad.
Esta percepción es correcta en cierta medida, pero no es como si fuese una regla fija, porque más bien, la tercera edad debería ser vista como una etapa de la vida en la que el ejercicio adquiere una importancia aún más grande para mantener una buena salud.
Aunque las limitaciones físicas son más evidentes en la vejez, el ejercicio puede ser un recurso poderoso para mitigar sus efectos y promover una vida plena y activa.
Nada mejor que el ejercicio para sumar años de vida
El ejercicio físico es una herramienta invaluable para sumar años de vida con calidad y vitalidad en aquellas personas de la tercera edad, y es que numerosos estudios han demostrado que las personas mayores cuentan con la posibilidad de beneficiarse de la actividad física regular.
En primer lugar, el ejercicio ayuda a prevenir una serie de enfermedades crónicas que son comunes en la vejez, como la diabetes tipo 2, las enfermedades cardiovasculares y la osteoporosis. Al mantener los niveles de azúcar en sangre bajo control, fortalecer el corazón y los vasos sanguíneos, además de mejorar la densidad ósea, el ejercicio reduce significativamente el riesgo de padecer estas afecciones.
Lo grandioso es que no solo minimizan riesgos de enfermedades, además contribuye a mejorar la funcionalidad física y mental. La actividad física regular fortalece los músculos y mejora la flexibilidad, lo que ayuda a mantener la movilidad y la independencia en las actividades diarias.
Asimismo, el ejercicio estimula la liberación de endorfinas, neurotransmisores que tienen un efecto positivo en el estado de ánimo, reduciendo el estrés, la ansiedad y la depresión. Esto no solo mejora la calidad de vida de las personas mayores, es de utilidad para prevenir el deterioro cognitivo y la demencia.
Por último, el ejercicio en la tercera edad no solo beneficia al individuo, sino que también tiene un impacto positivo en la sociedad en general. Las personas mayores que se mantienen activas físicamente tienden a requerir menos atención médica y son menos propensas a necesitar cuidados a largo plazo, lo que hace menor la carga para sus familiares y el sistema de salud.
¿Qué beneficios suma el ejercicio en la 3ª edad?
Anteriormente, hemos mencionado acerca de los aspectos positivos que supone la actividad física, pero para tenerlos más en claro, profundizaremos sobre ellos en los siguientes puntos:
- Mejora la salud cardiovascular. El ejercicio aeróbico fortalece el corazón y mejora la circulación sanguínea, haciendo menor la probabilidad de sufrir de enfermedades cardíacas como el infarto de miocardio y el accidente cerebrovascular.
- Fortalece los músculos y huesos. Los que se animen a realizar actividad física regular, serán capaces de mantener la masa muscular y ósea, evitando en mayor medida que lleguen a perder la fuerza y se haga presente la osteoporosis.
- Promueve la flexibilidad y el equilibrio. Ejercicios como el yoga y el tai chi mejoran la movilidad articular y reducen el riesgo de caídas, que pueden tener consecuencias graves en las personas mayores, ya que llegan a fracturarse.
- Controla el peso corporal. Un peso adecuado no solo es saludable cuando se logra el objetivo, igualmente cuando se mantiene, y cuando se los más grandes se ejercitan, la de obesidad y sus complicaciones, como la diabetes tipo 2 y la enfermedad cardiovascular, se alejan de su realidad.
- Mejora la salud mental. La actividad física libera endorfinas, neurotransmisores que promueven el bienestar emocional y reducen el estrés y la ansiedad, mejorando la calidad de vida y el estado de ánimo.
- Más autonomía e independencia. Mantenerse activo físicamente permite a las personas mayores llevar a cabo tareas cotidianas por sí mismas, preservando su autonomía y calidad de vida, lo que es genial.
- Fomenta la socialización. Participar en actividades físicas grupales o en clases de ejercicio puede ser una excelente oportunidad para socializar y establecer nuevas relaciones, lo que contribuye al bienestar emocional y la sensación de pertenencia.
Muchos beneficios, pero con consideración y conciencia
Es claro en este punto que el ejercicio es un componente fundamental para envejecer de manera saludable y activa en la tercera edad. Esto no quiere decir que no se requerirá de servicios de salud o de la asistencia de seguros, como por ejemplo, el seguro Adeslas Go, ampliamente recomendado por todo lo que aporta, sobre todo para estos casos.
No obstante, al proporcionar una amplia gama de beneficios físicos, mentales y sociales, el ejercicio no solo ayuda a prevenir enfermedades y discapacidades, sino que también mejora la calidad de vida y la independencia de las personas mayores.
Con el apoyo adecuado y un enfoque individualizado, el ejercicio será disfrutado por personas de todas las edades y capacidades, promoviendo un envejecimiento activo y satisfactorio, lo que es todavía más seguro cuando se es respaldado por pólizas como la indicada, que por cierto, si piensas contratarla, antes revisa la información de Adeslas completa que cubre.
Algunas consideraciones para que la 3ª edad haga ejercicios
En estos casos, debido a las características que presentan personas de la tercera edad, no se debe iniciar de golpe y ya está, más bien adquiriendo conciencia de estas consideraciones:
- Si bien nunca es tarde para comenzar, lo primero antes de ello es consultar con el médico, más todavía si se tiene alguna condición médica previa, para no cometer errores que más bien afecten la salud.
- Elegir actividades seguras y adecuadas para el nivel de condición física y las limitaciones individuales, puesto que no todas las personas son iguales.
- Una gran idea que tener en mente, es iniciar gradualmente y aumentar la intensidad y duración de manera progresiva, evitando el sobreentrenamiento y las lesiones, porque algunos se dejan llevar por la emoción.
- Escuchar al cuerpo y detenerse si se experimenta dolor o malestar durante el ejercicio es clave.
- Es fundamental mantenerse hidratado y usar ropa y calzado adecuados para la actividad física.
- Incorpora ejercicios de calentamiento y enfriamiento para preparar el cuerpo y prevenir lesiones.
- Priorizar la consistencia sobre la intensidad, realizando ejercicio de manera regular y sostenida, incluso si se trata de actividades de baja intensidad como caminar o nadar.