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En una charla reciente sobre nutrición y buenos hábitos, algunos alumnos, chicos jóvenes, me preguntaron por el cortisol y la adrenalina, también conocida como epinefrina. Hablamos de las dos famosas hormonas que el organismo segrega como respuesta al estrés.
Por tanto vamos a ver: ¿Qué papel juegan en el cuerpo? ¿Son saludables o no? Este es un debate especialmente relevante en la sociedad, ya que vivimos en una etapa con alta incidencia de enfermedades mentales, destacando la ansiedad y el estrés permanente.
¿Por qué se segregan?
A lo largo de miles de años de evolución, nuestros ancestros desarrollaron la capacidad de generar estas dos hormonas que facilitaban una respuesta ágil del organismo ante una situación de peligro inminente. Aunque es difícil investigar por la falta de restos, el estudio de la violencia es una de las ramas de la antropología. Sabemos en todo caso, que el riesgo de muerte prematura por accidentes, violencia o ataques de animales y calamidades era muy superior al que un humano tiene en las sociedades modernas.
Decimos esto porque el cortisol y la adrenalina no dejan de ser una respuesta adaptativa de los hombres prehistóricos, para conseguir acelerar una reacción física ante un peligro real. Estas hormonas prepararan el tono muscular para la acción rápida, ya sea la huida o la lucha. Así que en su momento fueron útiles para mejorar las posibilidades de supervivencia de nuestros antepasados.
¿Qué es el cortisol?
El cortisol es una hormona esteroidea producida por las glándulas suprarrenales, que son dos pequeñas glándulas ubicadas sobre los riñones.
Desempeña un papel crucial en el metabolismo, el sistema inmunológico, la regulación del azúcar en la sangre, la presión arterial y muchas otras funciones del cuerpo. Además, está involucrado en la respuesta de lucha o huida, ayudando al cuerpo a movilizar energía rápidamente para hacer frente a situaciones estresantes.
¿Que es la adrenalina?
La adrenalina, por su parte, es otra hormona y un neurotransmisor igualmente producido por las glándulas suprarrenales.
Como el cortisol, la adrenalina es parte de la respuesta del cuerpo al estrés y se libera en situaciones de emergencia o peligro. Su función principal es preparar al cuerpo para la acción rápida, aumentando la frecuencia cardíaca, dilatando los bronquios para mejorar la entrada de oxígeno a los pulmones, aumentando la presión arterial y liberando glucosa en el torrente sanguíneo para proporcionar energía adicional a los músculos.
Estas respuestas facilitan otra vez la conducta de «lucha o huida», ayudando a enfrentar situaciones estresantes o peligrosas.
El exceso de cortisol y adrenalina
Cualquier historiador sabe que vivimos, al menos en occidente, la etapa histórica de mayor seguridad personal y económica. Y paradójicamente también vidas profundamente estresantes respecto a las generaciones anteriores. No vamos a entrar en las razones, que ya hemos analizado en un artículo anterior.
La mente no es capaz de distinguir el peligro real del imaginario. Y el ritmo de vida acelerado lo interpreta de manera inconsciente como señas de peligro, generando la misma respuesta que con los hombre prehistóricos: altos niveles de cortisol y adrenalina en la sangre. Hormonas que en realidad no ayudan a dar el tipo de respuesta más racional, que exigen los retos de la vida moderna.
El resultado por desgracia, es pésimo, ya que tiene efectos negativos en la salud. El exceso de cortisol y adrenalina se asocia con multitud de problemas de salud actuales. Primero aumenta el riesgo de enfermedades mentales: ansiedad, estrés, fobias y y trastornos del sueño, entre otros. Segundo dolencias físicas como posibilidad de desarrollar enfermedades cardiovasculares, hipertensión y disminución del sistema inmunológico
Hábitos para reducir el estrés
Una vez que sabemos por qué se segregan el cortisol y la adrenalina y el riesgo de que se sufra una intoxicación de los mismos, es lógico preguntarse cuáles son los hábitos para reducir su efecto en nuestra sociedad moderna.
Si quieres saber más, te dejamos varios enlaces que hablan sobre alimentación saludable, mejora de la salud mental, salud del sueño, deporte y actividad física, relaciones sociales y contacto con la naturaleza.
