Sexualidad y salud física y mental

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Sexualidad y salud - Unsplash Jonathan Borba

La sexualidad y la afectividad forman parte de las esferas físicas y mentales de las personas. Aunque son conceptos distintos, la combinación de ambos lleva la sexualidad a un plano emocional más elevado. Existe una relación probada entre la sexualidad y la salud física y mental.  Estos beneficios son aun mayores cuando la sexualidad se canaliza a través de una relación afectiva y de amor.

Las múltiples dimensiones de la sexualidad

La sexualidad forma parte central de la vida y va más allá de lo sexual, entendido como la relación puramente genital. Mientras que este último se refiere al mundo de las experiencias físicas la sexualidad de manera larga, aborda importantes consideraciones psicológicas.

Cuando reducimos el enfoque al campo de las relaciones íntimas sexuales, nos centramos en un mundo físico, de emociones y de sensaciones. Importante a lo largo de la vida, pero especialmente en los jóvenes. Estos viven una explosión hormonal, de la que la naturaleza se ha servido para garantizar la reproducción de las especies.

La percepción psicológica de la sexualidad, es decir la visión subjetiva de nuestra sexualidad y de nuestra manera de relacionarnos por esta, influye de una manera central en la formación de la personalidad. También en el estado de ánimo. Nos referimos a la manera de interpretar nuestra identidad. A la manera de formar vínculos con una pareja, a la forma de disfrutar de toda la dimensión del placer sexual o incluso de actuar socialmente.

Un tercer plano de la sexualidad es el cultural. Es un motor muy importante de inspiración, de entendimiento de las relaciones entre los géneros o un impulso de pasión. Por eso, es normal que la sexualidad de haya insertado profundamente en cuestiones culturales, sociales e incluso religiosas. Poco tiene que ver la forma de desarrollar la sexualidad en el mundo occidental de hoy en día con el que podía tener en el principio del siglo XX o en clásico griego o romano. O en el que tiene hoy en día en sociedades muy influidas por creencias religiosas, como en los países musulmanes.

Sexualidad y cultura - Unsplash Andres Molina
Sexualidad y cultura – Unsplash Andres Molina

La sexualidad y la salud integral

La capacidad de desarrollar de una manera sana y completa las necesidades físicas y psicológicas de la sexualidad, tienen un claro impacto en la salud de los individuos.

Salud física

Existe evidencia científica sobre el impacto positivo de una actividad sexual regular sobre el estado físico de una persona. Los parámetros que muestran mejoras incluyen:

  • Presión arterial, que parece reducirse en personas que mantienen relaciones al menos una o dos veces a la semana.
  • La salud cardiovascular, especialmente en mujeres. Existe tan sólo una posible limitación en hombres de edad madura y con problemas previos de salud cardiovascular, en cuyo caso se recomienda una consulta médica sobre el tipo de prácticas sexuales más convenientes.
  • Sistema inmune. Aunque faltan estudios sólidos para evaluar esta relación, los que se han hecho sugieren un mayor índice de inmunoglobulina A en sangre en personas activas sexualmente.
  • Menor riesgo de cáncer de próstata. Existe una menor tendencia en los hombres que tienen varias eyaculaciones a desarrollar un cáncer de próstata a medio plazo. Aunque esta enfermedad es muy habitual en hombres de edad avanzada, la sexualidad parece retrasar su aparición.

Salud mental

Nuevamente existe evidencia que muestra una tendencia a gozar de mejor salud mental, tanto en hombres como en mujeres, que practican sexo regularmente.

    • Niveles de estrés más bajos. La investigación sugiere que la afectividad en la pareja, más allá de las relaciones sexuales, ayuda a reducir el nivel de cortisol dentro de un rango normal. Esta hormona que segrega el organismo en estado de ansiedad, es responsable del aumento de la presión arterial y del nivel de azúcar en sangre.
    • Menor riesgo de depresión. Aquellas personas que sufren episodios de tipo depresivos gozan de una mayor protección gracias a la actividad hormonal asociada a las relaciones sexuales. Cuando la afectividad de una pareja acompaña, también los aspectos psicológicos de la enfermedad pueden ser mejor gestionados.
    • Mejora del sueño. Las sensaciones durante la práctica sexual y la culminación del climax, reducen la presencia de cortisol que es un excitante. Y al contrario segrega hormonas que relajan el sistema muscular y nervioso facilitando la consecución de un sueño profundo y reparador.
    • Sensación de bienestar personal. Durante las relaciones sexuales se generan la oxitocina, dopamina y endorfinas. Son tres de las hormonas que generan un estado de bienestar, tranquilidad y placer personal. En un plano afectivo, las relaciones de pareja plenas y sanas son además un factor de estabilidad emocional muy importante.

Salud y relaciones sociales. La sexualidad es una de las principales maneras de desarrollar las relaciones sociales. Ya sea por cuestiones hormonales, como la segregación de oxitocina, como por razones psicológicas de autorrealización, o por la manera de desplegar las relaciones sociales en pareje, la sexualidad es un gran motor de la vida social.

Sirve como estímulo cuando una persona se encuentra sola, siendo un motor de búsqueda y exploración del otro. En este sentido tiene un sentido trascendental, de proyección en el otro y de desarrollar el interés por las necesidades de otra persona e intentar ayudarla.

Y cuando estamos en pareja, es un motor igualmente en las relaciones con otras parejas que vivan situaciones familiares similares a la nuestra.

Luis del Real

Hola, soy Luis del Real, y he creado Saludteca junto a un grupo de expertos del mundo de la Salud y la Alimentación. Durante 30 años he trabajado en la industria agroalimentaria y soy un experto en tendencias de consumidor

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