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La tisana es una de las infusiones más conocidas por sus propiedades digestivas y relajantes. Se elabora a partir de una amplia variedad de plantas, hierbas, flores e incluso frutas. Ejemplos comunes de ingredientes para tisanas incluyen manzanilla, menta, jengibre, hibisco, diente de león, frutas secas y hierbas aromáticas. Las tisanas son una opción popular para aquellos que buscan bebidas reconfortantes y saludables sin la cafeína presente en el té tradicional.
Personalmente encuentro un bonito ritual que me ayuda a prepararme para dormir, la preparación de una infusión después de cenar. Sostener la taza caliente entre las manos, observar cómo humea, sentir los olores que desprende y luego, poco beberla mientras leo un libro.
¿Qué es una tisana?
La tisana se considera una verdadera infusión, aunque se elabore con otros extractos usados en otros tipos de infusiones. Al fin y al cabo, lo que define estas bebidas es el método de preparación que implica verter agua muy caliente sobre plantas, como hierbas, flores, frutas o té, para extraer sus sabores, aromas y propiedades. La tisana, al ser una bebida que se obtiene mediante la infusión de hierbas, flores u otras plantas en agua caliente, se clasifica como una infusión.
Aunque el término «infusión» a menudo se asocia inicialmente con el té, que proviene de las hojas de la planta Camellia sinensis, se extiende a otras plantas. En el caso de las tisanas, se utilizan ingredientes naturales distintos al té tradicional, como hierbas medicinales, frutas o especias, para crear infusiones que ofrecen una variedad de sabores y beneficios para la salud. Y a diferencia del té las tisanas no contienen cafeína y suelen ser relajantes.
Propiedades de la tisana
Las propiedades de una tisana pueden variar dependiendo de los ingredientes específicos utilizados en su preparación. Algunas de las propiedades comunes asociadas con diferentes ingredientes de tisanas incluyen:
- Propiedades digestivas. Hierbas como la menta y el jengibre son conocidas por sus propiedades digestivas. Pueden ayudar a aliviar la indigestión, los gases y otros malestares estomacales.
- Propiedades relajantes. Tisanas que contienen hierbas como la manzanilla, la melisa o la valeriana a menudo se consumen por sus propiedades relajantes. Pueden ayudar a reducir el estrés y favorecer el sueño.
- Propiedades antiinflamatorias. Aquellas que contienen cúrcuma o jengibre, pueden tener propiedades antiinflamatorias que ayudan a reducir la inflamación en el cuerpo.
- Propiedades antioxidantes. Muchas tisanas, especialmente aquellas que incluyen frutas como arándanos, fresas o hibisco, son ricas en antioxidantes. Los antioxidantes pueden ayudar a combatir el daño causado por los radicales libres en el cuerpo.
- Propiedades diuréticas. Finalmente, algunas, como las que contienen diente de león o enebro, pueden tener propiedades diuréticas que ayudan a aumentar la producción de orina y favorecer la eliminación de toxinas del cuerpo.
Historia
Acabamos contando algunas curiosidades. La palabra «tisana» tiene su origen en el latín tardío «ptisana«, que a su vez proviene del griego antiguo «ptisane» (πτισάνη). El término griego hace referencia a una bebida medicinal hecha con cebada tostada. Con el tiempo, la palabra fue adoptada en varias lenguas europeas, incluido el francés, donde se transformó en «tisane».
También es interesante saber que existen registros de que la mayoría de las civilizaciones antiguas consumían infusiones por sus propiedades medicinales. Las antiguas India y China fueron precursora con el té. Más cerca de Europa, las primeras civilizaciones de Mesopotamia y Egipto consumían infusiones de hierbas con fines medicinales.
No es posible en cambio saber a ciencia cierta si los hombres prehistóricos las usaban. Pero todo hace pensar que desde que se descubrió el fuego y la posibilidad de cocinar alimentos, nuestros ancestros probarían agua hirviendo mezclada con extractos de plantas. Y comprobarían cómo les ayudaba a relajarse, a hacer la digestión o incluso a sentirse con más energía.
