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Vamos a ver las propiedades de la equinácea, también conocida como equinácea purpúrea, una planta medicinal procedente de Norteamérica. Las tribus locales usaban un extracto de la raíz de esta planta herbácea por su poder cicatrizante en heridas en la piel. También observaron que cuando las consumían, enfermaban menos durante los meses de invierno o superaban más fácilmente las infecciones respiratorias.
Se puede encontrar en forma de infusiones y han surgido complementos alimenticios con extractos de equinácea bien sola, o combinada con otros nutrientes. Se le atribuye una mejora del sistema inmune. Pero como vamos a ver, la evidencia científica no es suficientemente clara sobre sus beneficios y la dosificación. Estamos ante una «ayuda» pero no un medicamento.
Uso reciente de la equinácea
Los extractos de equinácea eran bastante usados para tratamientos de infecciones respiratorias a principios del siglo XX. Tanto en Norteamérica como en Europa, especialmente en Alemania, era un remedio accesible que se intuía que ayudaba a mejorar la recuperación.
Cuando empezó a extenderse el uso de los antibióticos en los años 50 y 60 del pasado siglo, esta planta medicinal quedó relegada.
Pero hace unos 20 años ha vuelto una moda de recuperar tratamientos tradicionales basados en extractos de plantas. Se plantean como opciones para mejorar de forma natural la respuesta del organismo ante ciertas enfermedades o de manera preventiva. Así que han surgido de nuevo complementos alimenticios con equinácea que podemos encontrar en herbolarios y tiendas de dietética.
Equinácea propiedades inmunológicas
Es importante saber que, aunque la equinácea parezca contribuir a una mejoría ante los resfriados y otras infecciones, no puede sustituir un tratamiento médico de antibióticos o de otros fármacos. La evidencia científica no es concluyente sobre sus beneficios para mejorar la respuesta inmunológica del organismo.
Existen bastante estudios sobre el efecto de la equinácea en resfriados y otras enfermedades respiratorias de las vías aéreas superiores. Muestran que el consumo de equinácea en los meses otoñales e invernales puede reducir ligeramente el riesgo de sufrir un resfriado. En cambio, no reducen de forma sustancia el tiempo de recuperación, una vez que se tiene.
Algunos estudios sugieren que el efecto de la equinácea sobre las células del sistema inmune, dependen del tipo y cantidad de bacterias que contienen. En este sentido, hay que saber que las bacterias se encuentran entre los microorganismos que, de forma natural, colonizan a las plantas. A su vez, estas colonias dependen de la composición del suelo donde crece la planta.
Por tanto, resulta bastante complejo saber cómo aplicar un consumo de extracto de equinácea para favorecer el sistema inmune. La investigación científica no ha sido capaz a la fecha de resolver este reto.
Otras propiedades de la equinácea
Además, se le asocian otro tipo de propiedades:
- Propiedades antiinflamatorias. Se ha sugerido que la equinácea puede tener propiedades antiinflamatorias que podrían ser beneficiosas en el tratamiento de afecciones inflamatorias leves.
- Acción antioxidante. Esta planta contiene compuestos antioxidantes que pueden ayudar a combatir los radicales libres y reducir el estrés oxidativo en el cuerpo.
- Posible ayuda en infecciones del tracto urinario: En algunos casos, la equinácea se ha utilizado como complemento para el tratamiento de infecciones del tracto urinario (ITU).
Es importante destacar que si bien la equinácea es considerada una hierba medicinal, su eficacia y seguridad pueden variar de persona a persona, y no todos los estudios han respaldado completamente sus beneficios.
Contraindicaciones del consumo de equinácea
El uso de complementos con extractos de equinácea no presenta problemas para la mayoría de la población cuando se consume durante periodos cortos de semanas o meses. Cuando se noten molestias digestivas como nauseas o dolor de estómago, normalmente significa que nuestro organismo no la tolera bien y se debe evitar continuar tomándola. No existe certitud sobre su efecto a largo plazo, por lo que no es aconsejable prolongar su consumo.
Hay además algunos grupos que deben ser precavidos:
- Mujeres embarazadas y en periodo de lactancia. Faltan estudios clínicos que aseguren su seguridad en estos casos.
- Personas, especialmente niños, que sufran reacciones alérgicas en la piel, digestivas u otro tipo de molestias tras su consumo.
Por otro lado es recomendable que su uso sea supervisado por un profesional de la salud, ya que puede interactuar con otros medicamentos y tener otros efectos secundarios en algunas personas.