Tabla de contenido
La fumaria, también llamada en algunas zonas palomilla o sangre de Cristo, es conocida como un extracto, con propiedades diuréticas. Se le atribuyen beneficios antiinflamatorios y una acción antihistamínica. También tiene un efecto antiespasmódico, es decir relajante, en la musculatura.
Su nombre deriva del latín, fumus, que quiere decir “vapor” o “humo”. Existen dos interpretaciones de este curioso nombre. Hay quien lo atribuye a que cuando se la corta irrita los ojos como el humo. Mientras que otra interpretación dice de manera lírica, que sus tallos grisáceos y ligeros emergen del terreno como si fueran vapor.
En la antigüedad se utilizaba como medicamento por sus propiedades saludables sobre el hígado, la vesícula biliar o la piel.
Fumaria Officinalis
Este es el nombre científico de la planta herbácea de ciclo anual, que tan sólo crece unos 40 centímetros con tallos frágiles y hojas pequeñas similares a las de las plantas aromáticas. Existen unas 50 subvariedades con formas ligeramente diferentes.
Es de origen europeo y crece en primavera en suelos fértiles y drenados. Siendo una especie silvestre dura, tiende a colonizar terrenos de cereales, los campos y lindes de caminos. Al inicio del verano aparecen sus bonitas flores alargadas y tubulares de colores violáceos o rosa claro.
También se utiliza en jardinería, aunque hay que vigilar su tendencia a invadir terreno.
En España está muy extendida, especialmente en el sur y el este de la península.
¿Cómo se consume la fumaria?
Como otros extractos de plantas parecidos, se consume en forma de infusiones. Para ello se recogen a mano los tallos y se dejan secar y deshidratar a la intemperie. El cálido sol veraniego ayuda en esta misión. Posteriormente se trituran tanto los tallos como las hojas, que ya están listos para el envasado.
Otra aplicación posible es formando emplastos que servirán para masajear la piel. Sus propiedades antiinflamatorias, cicatrizantes y antihistamínicas depuran las pequeñas lesiones y erupciones de la piel. Aunque hay que tener cuidado, porque en exceso resulta tóxica, pudiendo incluso provocar parálisis muscular.
También se comercializan complementos nutricionales con este extracto. En este sentido desde Saludteca abogamos siempre por una dieta equilibrada principalmente basada en alimentos frescos. Las frutas y verduras, cuando se consumen de forma variada, nos ofrecen todas las necesidades de el organismo requiere. En esos casos los complementos nutricionales no son necesarios.
La fumaria y los alcaloides
Desde un punto de vista nutricional, la singularidad de la fumaria es su contenido de entre el 0,4% y el 1% de alcaloides, que son estructuras químicas nitrogenadas con efecto sobre el sistema nervioso, bien estimulante, bien calmante. Otros ejemplos de alcaloides son la teína (del té), la cafeína, la nicotina o la morfina.
En el caso concreto de la fumaria destaca el alcaloide llamado protopina, también presente en las amapolas. Tiene un efecto analgésico, antihistamínico y antiagregante plaquetario, es decir frenando la agregación de plaquetas. Por eso se usa en farmacología.
Otro de los componentes interesante de la fumaria es la presencia de taninos. Estas sustancias químicas tienen un efecto antioxidante, también se encuentran en el vino.
Infusiones de plantas, alimentos funcionales
Para terminar este artículo, recordemos que los efectos funcionales y naturales sobre la salud de la fumaria, son compartidos por otras infusiones.
Por ejemplo, la manzanilla es digestiva y calmante en la piel. La tila, relajante y ayuda a conciliar el sueño. Las infusiones de fruto rojos, antioxidantes. El poleo menta aligera digestiones pesadas y la hinchazón por gases. El té estimulante, y así un largo etcétera en ese maravilloso mundo vegetal.